Psicoprofilaxis quirúrgica
- Lic. Leandro Bazzana
- 16 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 22 jul 2020
La ayuda menos pensada en el momento menos esperado
"La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas” (Sigmund Freud).

El paciente de unos 35 años de edad ingresa a quirófano a causa de una lesión grave de mano derecha producto de la compresión con una máquina neumática. Como noto que se encuentra angustiado me
acerco y le pregunto si quiere decirme algo, suponiendo que al ser diestro tenía riesgo de perder su mano hábil, su herramienta de trabajo. El paciente con lágrimas en los ojos me confiesa que está angustiado porque tiene miedo que su novia al ver su mano así deje de quererlo.
Este tipo de respuestas son con las que nos topamos los psicólogos a diario cuando hacemos una intervención. Estamos preparados para escuchar lo impredecible. Nunca sabemos qué se esconde detrás del síntoma hasta que hacemos una interpretación, hasta que ponemos en palabras lo que el paciente no puede decir, lo indecible.
Cuando hablamos de psicoprofilaxis quirúrgica y/o clínica nos referimos a un conjunto de intervenciones que realiza el psicólogo previo o posterior a un procedimiento donde se ve comprometida la vida o salud del paciente. Estos procedimientos suelen ser traumáticos para el paciente y representan una amenaza para la integridad del sujeto. Ingresar a una sala de cirugía inesperadamente, por ejemplo producto de un accidente laboral, puede disparar un alto monto ansiedad y es probable que devenga la angustia ni bien se cruza la puerta de entrada. El paciente quirúrgico es un paciente muy especial, desde el momento que se decide intervenirlo es despojado de sus objetos personales, de su vestimenta, se despide de sus afectos, etc., es decir, ingresa perdiendo algo que no sabe si recuperará. Para el psiquismo una cirugía representa una pérdida, de una extremidad, de un órgano, una parte de sí.
Si bien los centros quirúrgicos hoy en día siguen estándares y protocolos de bioseguridad que minimizan al máximo el error, la aparatología y los procedimientos mini-invasivos, la medicación anestésica segura y la monitorización, son clave para la prevención de sucesos inesperados dentro del quirófano. Pero ello no basta para que el paciente pueda ingresar a la sala de cirugía sin pensar en qué pasará al despertar, si la lesión producto de un accidente le permitirá continuar realizando sus tareas cotidianas y laborales, si su familia estará allí para cuidarlo, si será una demanda para su pareja y dejarán de quererlo, si podrá saldar sus deudas ahora que deviene una baja laboral por enfermedad, etc.
Allí es donde aparece la intervención psicoprofiláctica, para dar respuestas a aquello que el paciente no puede tramitar por si solo producto de un suceso inesperado, producto de una enfermedad aguda o crónica que se complejiza. Allí donde no hay palabras, donde falta información, donde no hay posibilidad de simbolizar, hay escucha, hay contención por medio de la palabra, el sostén a través de la mirada, la posibilidad de alojar la angustia. En ocasiones es una intervención fugaz y única, se hace en un pasillo de hospital, en una sala de recuperación post-anestésica, pero lo suficientemente efectiva para que el paciente pueda afrontar con mayores recursos el procedimiento al cual debe someterse o bien para que pueda transitar un post-operatorio de una manera más saludable y adaptativa.
Lic. Leandro Bazzana - Psicólogo
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