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Aislados y conectados

  • Foto del escritor: Lic. Leandro Bazzana
    Lic. Leandro Bazzana
  • 16 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 22 jul 2020

La salud mental en tiempos de pandemia

Mañana de invierno del año 2004, 8°C de temperatura, clase de la materia anual Salud Pública de mi primera carrera hospitalaria. Uno de los contenidos que se abordaban giraba en torno a la emergencia y control epidemiológico. Palabras como epidemia, endemia, vector, portador, huésped, etc., eran marcadas por la docente como posibles preguntas de examen. Recuerdo la definición como si fuese hoy. Pandemia es aquella enfermedad que traspasa las fronteras aumentando el número significativo de casos de contagio, y cuando sucede esto deja de tener carácter de epidemia. 

Durante el último mes a causa del incremento de casos de Covid-19, Argentina se vio forzada por emergencia sanitaria y control epidemiológico a decretar el aislamiento preventivo y obligatorio. Una forma de evitar la propagación del virus e impedir así la replicación de casos previniendo el colapso del sistema de salud y por ende la falta de recursos humanos e insumos biomédicos.

Pero aún nos falta algo, luego de la pandemia que nos desvela, los profesionales de la salud mental pronostican otra pandemia más silenciosa pero no por ello menos visible. El aislamiento, la falta de contacto físico y vincular, la incertidumbre por el futuro laboral y económico, el estado de salud de los seres queridos, entre otros, son preocupaciones que probablemente tengan consecuencias a largo plazo en la salud mental, entre ellas, trastornos de ansiedad y del estado del ánimo. Desde hace varios años venimos pronosticando que la depresión sería considerada estadísticamente la primera causa de discapacidad en el año 2020.

Por ello muchos profesionales de la salud mental instrumentaron distintas herramientas para no discontinuar la prestación de sus servicios a pacientes que se encontraban en tratamiento. Psicólogos, psiquiatras, psicopedagogos implementaron la atención online para garantizar la continuidad de los tratamientos, utilizando plataformas tales como Skype, Zoom, Hangouts, entre otras. Esto llevó a que empresas de salud, obras sociales y prepagas debieran autorizar este tipo de prestaciones que hasta hace poco no se contemplaban como posible soporte de atención. Muchos profesionales debieron adaptar y flexibilizar sus encuadres para no dejar sin atención a sus pacientes, entre ellos personas con capacidades diferentes, donde la interrupción de un tratamiento puede ser crucial para el pronóstico y rehabilitación de su salud.

Los psicólogos cognitivo comportamentales pudimos rápidamente adaptar los encuadres ya que trabajamos con herramientas tales como escalas, pruebas psicométricas, psicoeducación, autoterapia ampliada, registros, ejercicios guiados y protocolizados que garantizan estadísticamente la eficacia y eficiencia en el tratamiento de trastornos de ansiedad, depresión, desórdenes de la alimentación, del neurodesarrollo, etc.

Sobre los trastornos del neurodesarrollo, como por ejemplo los del Espectro Austista, el desafío es aún mayor ya que el tipo de encuadre que necesita un infante con este tipo de condición debe ser más estructurado para que el tratamiento avance con éxito. Uno de los modelos que más se adaptan a esta contingencia es el ABA [Applied Behavior Analysis] o Análisis Conductual Aplicado.

No obstante, la atención a distancia puede ser de gran ayuda para la continuidad de los tratamientos y la prevención en la aparición de síntomas consecuentes al aislamiento social. La salud mental también es importante, aún en tiempos de pandemia.  


Lic. Leandro Bazzana - Psicólogo MN. 71508

 
 
 

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